viernes, 5 de diciembre de 2008

La Casa


Parto desde las sombras
De la casa que he habitado

Recorro sus largos recuerdos

Asomado a las rendijas
Escarbando entre las grietas
Desentierro sus últimos tesoros

Por lustrosos corredores
Revivo
En el desconchado de los muros
La historia y sus colores
Tonos que
Acompañaron
Eventos y sonidos olvidados
Que hoy pugnan impenitentes
Danzando frenéticos
En el jardín de la memoria

Interpreto los mapas
Trazados por la humedad
Sobre el pergamino amarillento
De un techo desvencijado

Los dedos temblorosos
De las goteras
Se aseguran de que todas las anécdotas
Las crónicas, las Epopeyas
Tengan un borde preciso
Hasta donde la historia
Se puede contar

Camino los tiempos del Usted
Que ya no son suyos
Que ahora son míos
Y por eso hago con ellos
Lo que me da la real gana

Tomo pedazos pequeños
De remembranzas
Los pulo, los perfecciono
Los libro de desagrados.
Robo a veces completa
La intensa vida de otras almas
Y las asomo a los cuencos
Vacíos, negros
De un par de viejas ventanas
Soberanas de las casas
De aquellas de postigo abierto
De aquellas de poyo, capitel
Y balaustrada

Enredo entonces los pensamientos
Por entre las vueltas
De un trozo de poesía bárbara
Escrita sobre un yunque
A fuerza de martillo y tenaza
Por el más rudo de los poetas
Aquel herrero que forjó jardines colmados
En el rojo vivo de una fragua
Inveteradas rejas que
Mantuvieron imperturbables
Férreos cautiverios
Pero que fueron
Incapaces de contener
La fuga tenaz de los años

Atrás quedaron los pasillos tristes
El sonido acompasado
De sus pasos
De pantuflas arrastradas
Cansadas pero invencibles
En el trajinar eterno
De la dueña por su casa

Y a mí sólo me quedan
Jirones de la memoria
Un inventario de recuerdos
Que de seguro partirán conmigo
El día en que yo me vaya.

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